Creo que la experiencia está resultando muy provechosa para todos los que participamos en ella, que somos varios pero que queremos ser muchos más, y estamos aprendiendo un montón de cosas, tanto a nivel prático (algunos no sabíamos diferenciar una mala hierba de las plantas sembradas cuando empezamos), como a nivel emocional. Es maravilloso poder apasionarse por un trabajo en conjunto y saber que compartimos un fin común: crear y cuidar un huerto entre todos y para todos, cuyo frutos seguramente no serán sólo las maravillosas lechugas, calabacines y pepinos que ya hemos saboreado.
Todos los sábados del verano estamos allí a las 11:00. Sobra decir que todos los que queráis disfrutarlo, estáis invitadísimos. Y por supuesto, el próximo curso volveremos a tener talleres cada día, abiertos a toda la familia.
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