Esta vez le tocó el turno a los dibujos animados. Una vez más, la tarde del último viernes del mes se llenó de alboroto, risas, magia, uno que otro llanto y riquísimos bizcochos caseros. Todos, los que ya la habíamos visto y los que lo hacían por primera vez, disfrutamos de Kirikú y la bruja, la hermosa película de animación de Michel Ocelot, al ritmo de la música envolvente de Youssou N’Dour.
Basada en un cuento tradicional africano, Kirikú y la bruja nos atrapó con su frescura, su humanidad, sus dibujos bellos y creativos. Mayores y niños acompañamos a Kirikú en su viaje en búsqueda de respuestas, para cambiar una realidad con la que no estaba satisfecho. Ahí queda eso.
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